Málaga, mes de julio. Casi cuarenta grados bajo el sol andaluz. En este vibrante escenario, se desarrolla una boda de destino única, que irradia elegancia y emoción desde el primer momento.

Mi objetivo fue crear imágenes directas, que no solo mostraran los eventos tal como suceden, también transmitieran la emoción de los presentes. La narrativa cinematográfica-documental fue mi enfoque para crear un ambiente visual único, donde cada instante se siente como una escena sacada de una película. Las luces, las composiciones y los momentos espontáneos se combinaron para crear un reportaje fotográfico que cuenta la historia de esta pareja.

Durante la ceremonia religiosa en la iglesia, mi cámara se mantuvo discreta, permitiéndome capturar cada emoción genuina que surgió a lo largo de la ceremonia, desde los votos hasta la complicidad entre los novios.

En lugar de intervenir en los momentos, me sumergí en ellos, permitiendo que la emoción fluya de manera natural y sin interrupciones, pero con una visión cinematográfica que aportó profundidad y narrativa visual a las imágenes.

Elegir un fotógrafo de bodas es confiar en alguien que puede contar tu historia con fidelidad y seguridad.